
Deleita a tu paladar con los suculentos platillos sazonados con la creatividad y sabiduría de generaciones. Goza con el sabor incomparable de la cocina oaxaqueña y date gusto probando sus deliciosas empanadas de flor de calabaza, chilaquiles de frijol, tamales oaxaqueños, arroz chepil, o un riquísimo pozole mixteco, descubre el inigualable sabor de sus bisteces de cazuela y la barbacoa estilo Oaxaca acompañada con un sabroso guacamole o salsa borracha hechas en molcajete.

Pero si algo caracteriza el arte culinario del estado es su forma de preparar mole, por eso los lugareños dicen: “Quien va a Oaxaca y no come mole, nunca fue”… te invitamos a degustar sus 7 tipos de mole: el famoso mole negro hecho con los chiles llamados chilhuacles, el coloradito, de color rojo y sabor dulce; el estofado almendrado, elaborado con almendras, aceitunas y alcaparras; el mole verde, que debe su color a las hierbas olorosas que lo componen; el amarillo, creado con chiles amarillos; el colorado, con sus frutas frescas incorporadas a una ligera salsa de mole o el chichilo, de exótico sabor debido a la tortilla quemada con que se cocina.

Y para los que no se hacen de la boca chiquita, en cualquier mercado de la ciudad se encuentran las famosas tlayudas, que son unas suculentas tortillas gigantes de maíz hechas a mano y calentadas en comal, preparadas con pollo, cecina, chorizo, y servidas con lechuga picada, quesillo, frijoles, salsa picante y hasta con chapulines, su sabor es tan fascinante que es muy común que los visitantes se lleven sus tlayudas de itacate.

Otro de los platillos que no te puedes perder son los Piedrazos, que son triángulos de pan tostado, remojados en vinagre y sazonados con cebolla, chile en polvo y sal de gusanito.
Por todo esto y más, visita Oaxaca y saborea el sabor de todo un pueblo que mantiene viva su exquisita costumbre culinaria, donde cocinar es mucho más que preparar alimentos, es conservar la tradición de sus tierras y deleitar paladares.
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